Por fin llega la noche después de pasar el día intentando encontrar alguna respuesta, no he conseguido descubrir nada, salvo que cuando tengo alas tengo más poder que sin ellas Por otro lado está la chica que vi en la calle, ¿volveré a verla?, quien sabe... Muchas veces los deseos son contrarios al destino.
Durante un rato me quedo tirado sobre mi cama. Observando el clip de la chica y pensando en sus preciosos ojos oscuros y su pelo negro. Me encantaría volver a verla, aunque no se muy bien si sería capaz de decirle algo, quizás me envuelva en un estado de estupidez incapaz de decir media palabra o mirarle a sus ojos.
¿Y si piensa que soy un violador?, si me aparezco diciéndole que cogí un clip que se le cayó al suelo con el objetivo de devolvérselo en un casual encuentro. Aunque por otro lado, también puede pensar que con el clip tendría una escusa para poder entablar una conversación con ella.
Lo mejor es que si la vuelvo a ver, pase lo que tenga que pasar, ya sea bueno o malo.
Guardaré el clip en el cajón de la mesilla junto al reloj, el móvil, la cartera y las demás cosas que uso cada día y así de ese modo tener un pensamiento hacia ella cada mañana, ya que solo en ese momento tuve la mente despejada, sin preguntas, sin preocupaciones, sin nada que importase más que quedarme inmóvil admirando su belleza.
Vaya, ya son las diez y media de la noche, como es junio aún hay luz solar. Tengo hambre, me preparare algo para cenar. Mientras cocino mi cabeza no deja de funcionar ¿Me volverán a salir las alas esta noche?, en ese momento recuerdo una de las primeras preguntas que me hice cuando me sucedió esto, ¿me transformare en luna llena como los hombres lobo?. Dejo de cocinar y me acerco al calendario que tengo en la habitación, de esos grandes que regalan en las tiendas a principios de año, con los días en grande, las fases lunares y demás.
Curioso según esto no hay luna llena hasta dentro de dos semanas, eso hace que una de las preguntas obtenga respuesta.
Tras la cena siento molestias en la espalda, una sonrisa brota en mi cara como cuando eres pequeño y ves los regalos bajo el árbol de navidad, mis nuevas amigas están saliendo, esta vez no me desmayo.
¡Ya está!, no sabría definir como me siento, es una mezcla entre varias sensaciones. Vuelvo a subir a la azotea, esta vez me toca aprender de mi estado con alas, ¿qué puedo hacer?.
A unos 5 Kilómetros al sur hay una gran montaña, sin luces, sin movimiento donde nadie me pueda molestar. Iré hasta allí planeando y comprobaré mi estado físico.
Antes de saltar me detengo a observar. No hace ni frío ni calor, es una noche de verano agradable. Las pocas estrellas que se pueden ver brillan ante nuestros ojos impasibles, espectadoras de nuestra vida nos llevan observando desde hace millones de años, nuestros movimientos, nuestros logros y nuestras desgracias. Por la calle pasa la gente de un lado a otro, con sus pensamientos, sus ideas, sus actividades cotidianas y nadie me ve. Un tipo con alas está en lo alto de un edificio y nadie se da cuenta. Como un fantasma me echo a volar, planeo, hago giros poco a poco voy controlando mis movimientos, me elevo, desciendo. No puedo quitarme la sonrisa de la cara, jamás sentí está cantidad de felicidad y de libertad.
Cuando llego a mi destino, contemplo impresionado que aún siendo de noche y con apenas luz soy capaz de ver a lo lejos. No veo como si fuese de día pero veo con cierta claridad. A unos cien metros veo una roca bastante grande, debe pesar unos 500 kg, ¿me pregunto si seré capaz de levantar la roca?.
Mis dedos se clavan en ella como si estuviera agarrando barro con el que jugábamos en el colegio de pequeños, con el que hacíamos el típico cenicero de barro y llegábamos a casa orgullosos de nosotros mismos.
La levanto como si fuera una silla no pesa lo más mínimo, despliego mis alas y asciendo con ella, la lanzo hacia arriba y vuelo hacia ella hasta darle un puñetazo justo en el centro y así convirtiendo una gran piedra en pedazos.
A continuación decido caer en picado y frenarme justo antes de tocar suelo. Al tocar suelo se crea una gran polvareda, creo que debería mejorar mis aterrizajes forzosos.
Ahora probaré mi resistencia, como descendí en la parte baja de la montaña me pongo a correr hacia arriba campo a través. Mis piernas se mueven a un ritmo espeluznante, coloco mis alas en una forma aerodinámica, casi replegadas con las puntas hacia atrás. Llego a la cima en dos o tres minutos. 3 Km de subida en dos minutos, sigo asombrándome de lo que soy capaz.
Fuerza, velocidad, resistencia, no me canso ni lo más mínimo, puedo ver en la oscuridad. Mmmmm ¿me regeneraré si me hago un corte?, ¿seré invulnerable cuando me salen las alas?, solo hay una forma de probarlo. Cojo mi llavero, en el tengo una pequeña navaja, me haré un corte a ver que pasa. Cuando aprieto y arrastro, la hoja de la navaja se dobla, intento clavarla pero para mi sorpresa la hoja de la navaja se rompe al entrar en contacto con mi piel y ejercer una leve fuerza. Es como si mi piel fuera impenetrable. Quizás sea invencible cuando estoy transformado.
Debería irme a casa, es tarde y mañana tendría que ir a trabajar, aunque quizás no sea buena idea, ¿y si me salen las alas cuando estoy trabajando?, nunca más podría volver a salir a la calle, los servicios secretos me buscarían para hacerme miles de pruebas hasta intentar descubrir que diantres soy.
Doy un salto y despliego las alas, de vuelta a casa a descansar aunque iré dando un rodeo por la ciudad, quiero ver como se ve todo desde arriba.
Me pregunto ¿dónde vivirá la chica del clip?, ¿será de esta ciudad?, o por el contrario solo estará de paso, ¿trabajará?, ¿estudiará?, ¿la veré mañana?. Un grupo de jóvenes desvía mi atención, van o vienen de fiesta perjudicados por el alcohol van montando un buen espectáculo, algunos coches parados en los semáforos y a lo lejos veo una ambulancia parada a la salida de un local de marcha.
Es curioso siempre quise ser un superhéroe y ahora sin más tengo estos poderes, sigo sin saber ¿porqué los tengo?, pero la verdad no me importa, no quiero que desaparezcan.
Ahora que tengo este poder debería darle uso y ayudar a quien lo necesite, nunca viene mal alguien que vele por los demás. Esta no es una ciudad muy conflictiva pero seguro que algo habrá.
Mañana si me transformo intentare buscar a alguien con problemas e intentare ayudarle, es una forma de probarme y ver de que soy capaz.
¿Me pondré una máscara, para que no me reconozcan?, al fin y al cabo esta es mi ciudad, llevo toda mi vida viviendo aquí y conozco a mucha gente, ¿cómo me verían después?. Posiblemente sería un bicho raro para ellos, alguien a quien no mirar ni tocar. Creo que lo mejor es que use algún tipo de máscara que no sea incómoda y que tampoco revele quien soy en caso de toparme con algún conocido o que alguien me haga una foto, grave un video o lo que sea.
Ya veo mi edificio. Con un gran descenso sin hacer el más mínimo ruido abro la puerta y bajo hasta mi piso.
Cuando llego a casa me tiro en la cama y me quedo dormido, fue un gran día, ahora tendré un merecido descanso.