Pescador de ideas.

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Ni idea, ni idea de la primera letra con que empezar, de la primera frase y mucho menos del tema a tratar.
Con la mente totalmente en blanco me echo a la mar, a la mar de las ideas, de las imagenes, de las oraciones y las palabras.



Espero tranquilo a que la corriente del oceano de la imaginacion me lleve a algun lado o que los vientos que llevan y traen nubes de ideas me refresquen el rostro.

Parece mentira pero hasta un detalle tan vanal y trivio como la tenue luz de mi nueva lampara de escritorio me distrae o mejor dicho, me da la impresion que no logra iluminar mis ideas de la misma forma en que lo hacia mi vieja lampara.

La semana pasada fue su funeral, paso de este mundo material a la dimension eterea a donde van las lamparas que se apagan y nunca mas destellan.

Lanzo pues mi red al agua confiando en que, como siempre, algo sacare del mar del intelecto. A mi vera, cortando la superficie del oceano, veo a varios delfines y trato de descifrar su sonrisa, esa eterna sonrisa que dibuja su rostro.
No se si es que sonrien amigables o se burlan de mi, puesto que nadie mejor que ellos sabe si mi pesca sera fecunda o esteril.

Detras de todo esto y casi como un susurro al inconsciente, la voz de Jimenez del Oso. Para pintar mis acuarelas de ideas, oraciones y letras cualquier documental de Jimenez del Oso es perfecto, es mi musica de fondo, es incluso mejor que un melodia tenue, que una melodia tranquila, de esas que ayudan a meditar.

Recojo mis redes, la pesca fue infructuosa. Los delfines me ven alejarme y aquella enigmatica sonrisa sigue ahi... ya veremos mañana, quiza el gran Dios de las ideas sea benevolo conmigo.


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