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| Historias y vidas. | |
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Perrosamarillos
Mensajes : 2 Fecha de inscripción : 18/06/2010 Edad : 36 Localización : México D.F.
| Tema: Historias y vidas. Sáb Jun 19, 2010 7:39 pm | |
| Ricardo Rey se encontraba tirado, en aquel parque, boca abajo y pensativo, de no haber comenzado a llover se habr quedado ahí a pensar otro rato o a caminar.
Aquel hombre alto de la ciudad pensaba mucho, ¿Qué pensaba? No hay manera de saberlo, pero por su rostro, era claro que se trataba de algo serio.
A pesar de haberse encontrado en el parque, iba vestido muy elegantemente, su bello traje gris y su sombrero, zapatos muy limpios y reloj de mano heredado de su abuelo.
Después fue camino a su casa, en donde lo esperaban una botella de Whisky, una cajetilla de Marlboro rojos y un disco del concierto de Crossroads con Eric Clapton como anfitrión; descolgó el teléfono y marcó un número.
Del otro lado de la línea estaba una mujer de unos 21 años, morena, muy bella, no contestó el teléfono y dejó que la contestadora hiciera su trabajo.
“Hola, se que a estas alturas no quieres verme, lo entiendo, en realidad uno no puede disponer del amor de otra persona, solo quiero repetirte lo que he dicho desde hace mucho tiempo, te amo, te amo demasiado y ojalá me regales cuando menos 20 minutos para tomar un café, necesito hablar contigo… no quiero perderte”
Al terminar la grabación, la hermosa mujer lloraba con el rostro serio, pero no hizo acción alguna para recuperar la llamada.
Ricardo subió a su auto y recorrió toda la ciudad hasta llegar a la calle de Tacuba, ahí estacionó su auto y se quedó algunos minutos igual de pensativo que en el parque, se decidió, bajó del auto, cerró y comenzó a caminar, la lluvia lanzaba sus despiadadas balas húmedas sobre las cabezas que pasaban, dos o tres por la hora de la noche, siguió caminando hasta encontrar un auto de último modelo estacionado, era alguien, un parásito de la cámara de diputados, una prostituta muy hermosa como elegante lo acompañaba haciéndole sexo oral.
Nuestro personaje caminó hacia el auto, para ser precisos a la ventanilla del mismo, desenfundó su Deasert Eagle 5.0 y disparó, la primera bala entró en el cuello del hombre obeso que minutos antes estaba gozando el momento, la prostituta comenzó a gritar asustada, la segunda bala entró directamente en la sien del tipo.
Después de perderse en la oscuridad, la prostituta, cuyo nombre era Melissa, salió, no quería estar en problemas, por supuesto, después de sacar todo el dinero de la cartera del muerto, tomó un taxi y se fue hacia su casa.
Llegando a su casa, lo esperaba la niñera junto a un precioso niño de unos 11años, rubio como su madre, pero tenía un problema, era autista.
MELISSA: Ya llegué, muchas gracias, ¿como está?
NIÑERA: Pues creo que hemos avanzado, hace rato jugaba con él y claro vi como miraba a los muñecos como preguntándose que estaba pasando con ellos.
MELISSA: Muy bien, te agradezco tu tiempo, oye… ¿Te puedo pagar mañana? Necesito el dinero para pagar el teléfono y el gas.
NIÑERA: ¡Claro! No te preocupes.
MELISSA: No tienes idea de cuanto me apena, pero de verdad necesito este dinero.
NIÑERA: No te fijes, mujer, yo entiendo, espero pronto se solucione, me gusta mucho estar con el pequeñito, entonces mañana nos vemos.
MELISSA: Muchas gracias, en verdad te lo agradezco.
NIÑERA: No agradezcas, besos, nos vemos mañana.
MELISSA: Nos vemos mañana, te quiero.
Su madre se quedó jugando con él pequeño, le prendió la televisión y le puso las caricaturas, después de ver como el niño no hacía movimiento alguno cuando debía reír, comenzó a llorar, fue a su habitación y rezó a una imagen de Jesucristo que tenía colgada en la pared.
Dos horas más tarde, llevó al pequeño a la cama, le cantó una canción mientras sus lágrimas corrían silenciosas y le contó un cuento, cuando el pequeño estuvo completamente dormido, fue a la cama, abrió un libro y comenzó su viaje mental por el hermoso mundo de las letras, aunque no pudo hacerlo por mucho tiempo.
En el departamento contiguo se encontraba peleando una pareja de casi divorciados, los maridos, cuyos nombres eran Lucero y Héctor, llevaban ya ocho años de casados y por estupideces comenzaron a pelear, siete años estuvieron felices, sin riñas, pero el hombre, estúpidamente se dejó llevar por el deseo y engañó a su esposa con una mujer demasiado fea, tanto de alma como físicamente.
LUCERO: Pero ¿Que chingados te pasa?
HECTOR: Ya te pedí perdón, ¿OK?
LUCERO: Con pedir perdón no lo vas a arreglar, Héctor, ¿Por qué carajo lo hiciste? Confié en ti, eres mi vida, te entregué absolutamente todo, mi vida, mis estudios, mi cuerpo ¡cabrón!
HECTOR: Si, ¡Carajo! Pero… ¿Ahora que me das? Nada, siempre buscas un pretexto para evadirme, no te estoy pidiendo el divorcio, Lucero, fue solamente un desvío.
LUCERO: ¡Eres un pendejo! Te odio.
HECTOR: Pregúntale a mi mamá, ella te dirá cual es tu problema.
LUCERO: Tu madre, siempre tu madre, el verdadero problema aquí es tu estupidez, aunada con tu madre, para ella siempre voy a ser yo la del error, siempre te escudas en tu madre… ya me tienes harta.
HECTOR: Pues mi madre es la única que piensa bien las cosas antes de…
LUCERO: ¡Vete a la mierda! Cuando regrese, hablaremos de nuestro divorcio.
Pelearon fuertemente, entonces Lucero salió del departamento, tomó el auto y rodó hasta encontrar una licorería, ahí compró una botella de ron, no se molestó en comprar vasos, intentaba tomarlo directamente de la botella, habiéndolo conseguido, se estacionó junto a un parque.
Comenzó su travesía alcohólica,
Cuando iba a terminarse la botella, asustada dio un brinco, una niña con la carita casi gris por la mugre, golpeaba a la ventana con una bolsita de dulces, su nombre era Gabriela.
LUCERO: ¡Dios mío! Que susto me has dado, niña.
GABRIELA: Perdóneme señora.
LUCERO: No me digas así, me siento vieja.
GABRIELA: Perdóneme señorita.
LUCERO: ¿En que te puedo ayudar, chaparra?
GABRIELA: Vengo a venderle estos dulcecitos, están re sabrosos señito, ándele, anímese a comprarme uno, es más, le recomiendo la paleta de mango.
LUCERO: Ay, princesa… ahorita no estoy de muchos ánimos.
GABRIELA: Ándele señito, no sea mendiga, no más una de mango.
LUCERO: ¿Que te parece si hacemos un trato?
GABRIELA: ¿Cual?
LUCERO: Ten este billete, ve a la licorería por una botella de ron, te vienes a platicar conmigo y te puedes llevar todo lo que sobró de la botella.
GABRIELA: Pero es un chorro, señito.
LUCERO: No te preocupes, quédate con el cambio, pero ¿Prometes traerme la botella?
GABRIELA: Segurolas, jefa.
LUCERO: ¡Ah! Cierto… creo que no se va a poder.
GABRIELA: ¿Por que?
LUCERO: Eres menor de edad.
GABRIELA: Ay, eso no importa, ese señor le vende a todo mundo.
LUCERO: ¿En serio?
GABRIELA: Si, déjemelo a mi.
Así fue, la siguiente acción fue la pequeña Gaby llegando a la licorería.
GABRIELA: ¿Quiubas, Don Luis?
LUIS: Aquí, pequeñita, ¿que vas a querer?
GABRIELA: Deme una botella de Torres
LUIS: ¡Ah cabrón! Ya hasta sabes de bebidas, pinche escuincla.
GABRIELA: Ash… ni que mi papá no me mandara por muchas.
LUIS: Eso si, aquí tienes… Oye, este billete tu papá no lo gana ni en un año, se la pasa de huevón y ahorita no tiene trabajo… No estás robando ¿Verdad?
GABRIELA: No, ¿como cree? Es pa’ la señito de aquí a la vuelta.
LUIS: No te creo, condenada.
GABRIELA: Oh, ¡chinga! Pues venga conmigo.
LUIS: Órale, no más no te quiero ver en malos pasos por que te doy tus zapes ¿eh?
GABRIELA: Ya va.
La pequeña se retiró y el hombre de la licorería corrió a contestar el teléfono que sonaba insistentemente.
LUIS: Bueno… Si, él habla, ¿En que lo puedo ayudar? ¿De donde? ¿Cuándo?... Pero… No lo creo… pues por que no, por que… ¿Cuándo y a que hora?... Donde me entere que se trata de una broma, juro por mi vida que te voy a… Si, ok… nos vemos.
El hombre quedó pensativo un rato, hasta que escuchó un persistente ruido, salió a ver que pasaba y vio al cantante de la colonia, Gamaliel, un loquillo al que llamaban “El brócoli” Por sus notables chinos, siempre estaba mugroso, pero todos sabían que en sus años mozos era un hombre sumamente solicitado por las chicas.
LUIS: ¿Que pasó, pinche brócoli?
BROCOLI: Pues aquí dándome la vuelta, hermano.
LUIS: ¿Que cuentan las mujeres?
BROCOLI: Uy, si supieras, conocí a una chava que es actriz, me anda tirando el perro.
LUIS: ¿En serio? Quién te viera, cabrón.
BROCOLI: Si, neta, trabaja con Clodoveo.
LUIS: ¿Apoco?
BROCOLI: Neta, cabrón, anda dando funciones los sábados en el frufrú.
LUIS: Nombre, tú si que te rayaste, compa.
BROCOLI: ¡A huevo! Creo que le voy a dar una oportunidad, hasta le compuse una canción… Va así, mira… “Bésame, bésame mucho… como si fuera esta noche…”
LUIS: No mames, cabrón, esa es de Consuelito...
BROCOLI: A que no, si ya hasta me la robaron y le hicieron disco, hasta comedia musical, con decirte…
LUIS: Nombre, que talento el tuyo, deberías componer.
BROCOLI: Pues si, pero pus hay que darles el crédito, no soy envidioso… ya me voy carnal, voy a ver a esta chava, le voy a dar unas clases de actuación.
LUIS: ¡Eso es todo, caramba!
BROCOLI: Sale pues.
LUIS: Oye, espera… llévate una coca para el camino, y unos chocolates para que le regales a tu novia.
BROCOLI: Gracias hermano, te la debo… Pero vas a ver, cuando la traiga te vas a enamorar de ella, no más que confío en ti, por que no creo que puedas bajármela.
LUIS: Ándale pues.
BROCOLI: … Bésame, bésame mucho…
El divertido brócoli salió de la licorería y llegó hasta una construcción abandonada, ahí se acomodó y tomó su kit de dormir, que consistía en un periódico y un ladrillo que fungía como almohada.
Despertó después de escasos minutos de sueño, salió a buscar un arbolito en donde orinar, se escondió al ver a dos tipos con una espantosa pinta de ladrones, se encontraban contando dinero, caminaron en direcciones opuestas.
Uno de los ladrones, llamado Luciano Magdaleno, llegó a su casa, prendió una veladora y rezó a la santa muerte, minutos después, volvió a tomar su arma, guardó el dinero que había robado y se dirigió nuevamente a la calle.
Mientras caminaba, intentaba hacerse el inocente, tarareaba una canción, pasó junto al auto en donde se encontraban Gabriela y Lucero, que al parecer ya eran buenas amigas.
GABRIELA: … ¡Pues que pendejo!
LUCERO: Cuida tu lenguaje, señorita.
GABRIELA: Perdón… pero da coraje, si tanto te quería no tenía por que haberte engañado otra vez.
LUCERO: Pues sí, chaparra, pero así es como son las cosas.
GABRIELA: ¿Te vas a divorciar?
LUCERO: No lo se, aunque creo prudente que si.
GABRIELA: Yo que tú, me divorciaba, no quiero que te pase nada malo…
LUCERO: Nada malo me va a pasar, pequeñita, ya lo verás.
Las dos mujeres vieron pasar a un policía que rondaba las calles en cumplimiento del deber, caminó en dirección a la licorería, aún no había dejado de llover, pero al parecer al policía no le importaba, ya que caminaba con bastante calma, llegó y saludó al encargado, que estaba por cerrar el negocio.
POLICÍA: ¿Que pasó, Luis? ¿Ya cerrando tan temprano?
LUIS: Si, mi poli ¿Usted cree?
POLICÍA: Y ¿Eso a que se debe?
LUIS: Pues debo arreglar unos asuntos.
POLICÍA: ¿De que se trata?
LUIS: … Un asunto familiar.
POLICÍA: Ah, pues en ese caso, yo no me meto… páseme una coca, no sea malvado.
LUIS: Aquí tiene… ¿No tiene cambio?
POLICÍA: No, don, todo se me fue en pagar la luz en la tarde.
LUIS: Pues así déjelo, luego me lo paga.
POLICÍA: Ay, muchas gracias Don, se lo pago mañana… buenas noches.
LUIS: Buenas noches, mi poli.
Luis cerró el negocio y se dirigió a un café 24 horas en donde lo esperaba un hombre que casi le doblaba la edad.
LUIS: Y bien…
HOMBRE: Siéntate, por favor.
LUIS: ¿Que quieres?
HOMBRE: ¿Gustas algo? Un café…
LUIS: Así estoy bien… ¿Qué quieres?
HOMBRE: Pues… tú sabes, ha pasado mucho tiempo…
LUIS: Treinta años.
HOMBRE: Si… perdóname.
LUIS: Que fácil es pedir perdón.
HOMBRE: Se que te he hecho daño y este tormento no me deja en paz.
LUIS: ¿Debería?
HOMBRE: Lo siento… hijo.
LUIS: No me llames hijo.
HOMBRE: Hijo…
LUIS: ¡Que no me llames así! Treinta años, treinta años en los que no recibí una carta de felicitación, treinta años en que tuve que decir que habías muerto… ¡Esta pinche lluvia, carajo!
HOMBRE: No tienes idea de cuanto lo siento, me siento muy mal…
LUIS: Ah… ya entiendo, como crees que vas a morir, necesitas quién te cuide.
HOMBRE: No, hijo… perdón… no quiero eso, el doctor me dijo que no tengo más de un año de vida, créeme, te estuve buscando desde hace tiempo, pero tu madre siempre me negó…
LUIS: No metas a mi madre en esto…
HOMBRE: Tengo que… ella fue la que me corrió de la casa, ella fue la que se buscó otro hombre cuando tenías apenas un año, decidió que estaba mejor con él, me pidió que me fuera y jamás me dejó verte.
LUIS: … Si me estás mintiendo…
HOMBRE: ¡No! Te juro que te estoy diciendo la verdad… yo te amé desde el día en que naciste, pero tu madre se vino a vivir a México y pues… ya no supe de ti.
LUIS: … ¿Que es lo que tienes?
HOMBRE: Leucemia.
LUIS: … Lo siento.
HOMBRE: No lo sientas… Lo merezco.
LUIS: No lo mereces, no fuiste el culpable, al menos eso creo… o eso quiero creer.
HOMBRE: Tengo que irme, hijo… ¿Te parece si nos vemos mañana a las seis?
LUIS: Está bien… yo pago.
El hombre, que como ya sabemos, era el padre de Luis, salió acompañado de su hijo y tomó un taxi hacia su casa, aún no dejaba de llover.
Al siguiente día, esto pasó:
Gaby quedó de verse de nuevo en el mismo lugar con Lucero, se llevaron tan bien, había nacido una amistad entre dos mujeres de edades muy distintas, el esposo de Lucero, Héctor, había dejado una nota en la que indicaba que se iría a vivir con la otra mujer, Lucero ya lo suponía, razón por la que no lloró.
Los ladrones esperaban a que llegara la noche para volver a cometer sus delitos.
El brócoli seguía afinando la voz con la canción, supuestamente compuesta por él para su supuesta novia.
Ricardo Rey, el hombre del que hablamos al principio, concertó una cita con la mujer que amaba, quedaron de verse en el café en donde se habían visto Luis y su padre.
Melissa, madre del niño autista, se cambió a un departamento cercano, quedó de pagarle a la niñera en el café del que hemos hablado anteriormente, después de la noche anterior, decidió dejar de ejercer la prostitución.
En la tarde, el padre de Luis, cuyo nombre era Esteban, se preparó para salir a la cita con su hijo, cuando terminó, dejó una nota en el escritorio de su oficina diciendo:
“No voy a regresar, voy a un mejor lugar”.
Salió una hora antes de lo acordado, los nervios por iniciar la relación con su hijo lo impacientaban, sus plañes eran comprar una casa para él y su hijo, vivir como una verdadera familia.
Llegó la tarde, todos los personajes se encontraban cenando en el mismo café, aún no llegaba Luis a la cita con su padre, por lo que decidió fumarse un cigarrillo para después sentarse a esperar a su hijo mientras disfrutaba de un rico café caliente.
La mesera lo preparó y tomó la taza, tomó también una canasta con pan para llevarla a la mesa número dos, dejó el pan en la mesa, donde se encontraban Melissa, su hijo y la niñera.
NIÑERA: … Llévalo con la doctora que te recomendé, es muy buena, en serio, se dice que ha curado a más de treinta niños.
MELISSA: Si, lo haré…
NIÑERA: Estás triste, ¿Qué te pasa?
MELISSA: A veces me pregunto por que me tocó esta vida… Estoy harta de tanta mierda, no soporto más.
NIÑERA: Tienes que soportarlo, depende de ti, te suicidas o le das una verdadera madre a tu hijo.
MELISSA (Llorando): No es justo… No es justo.
NIÑERA: Nada es justo, Melissa, pero ¿Qué podemos hacer? Nada, aguantarnos, nos tocó chingarnos, no hay de otra, la vida está hecha de pruebas.
MELISSA: Para pinches pruebitas.
NIÑERA: Todo va a estar bien, tranquila chiquita… ¡Mesera! Más café por favor.
MESSERA: A la orden.
Esteban se tomó rápido el café y salió en dirección al banco, pasó junto al auto en donde charlaban amenamente Gabriela y Lucero.
GABRIELA: … y así me salí de mi casa.
LUCERO: Pero ¿Por qué no buscaste otra familia? Ese desgraciado solo te puso a trabajar.
GABRIELA: Pues sí, pero de algo tengo que comer…
LUCERO: Oye… podrías venirte conmigo.
GABRIELA: ¿A dónde?
LUCERO: Pues a mi casa, tonta… ahí podríamos hacer muchas cosas juntas.
GABRIELA: … ¿En serio?
LUCERO: Claro… es más, cuando nos terminemos esta pizza, vamos a mi casa…
Esteban llegó al banco y pidió a la cajera que retirara su dinero, era bastante dinero, lo pidió en un maletín, era el suficiente dinero como para vivir muy bien durante bastante tiempo.
La mesera llevó más café, después fue a otra mesa, ahí estaban Ricardo, que iba tan elegante como siempre y la chica, su nombre era Samanta, sus pequeños ojos café miraban fijamente a Ricardo.
MESERA: ¿Quieren más café?
RICARDO: Si, por favor.
MESERA: ¿Para usted, señorita?
SAMANTA: Si, gracias.
RICARDO: … Ya no se que decirte.
SAMANTA: No tienes que decir nada.
RICARDO: Lo siento, sabes que lo siento.
SAMANTA: Pudo haber sido diferente, pude haberte apoyado a pesar de que te pagaban por… eso.
RICARDO: Lo se, pero fui un pendejo… me odio desde el día en que me dejaste.
SAMANTA: Tenía que hacerlo, me dio tanta tristeza saber lo que hacías… saber que por eso me abandonabas durante tantos días.
RICARDO: Créeme, no hay día en que no me sienta mal por eso, siempre debí preferirte a ti, soy un imbécil.
En ese momento entró el brócoli, todos lo conocían por ahí y era muy querido, la mesera le regaló un pan, pasó a saludar a cada uno de los que estaban en el restaurante, todos lo conocían como “Un pordiosero magnifico” Siempre alegre, podía quedarse sin comer durante días, pero siempre mostraba su buena cara, siempre mostraba que se puede ser feliz, a pesar de estar loco.
Después de ceremonias y canciones a cada comensal, se dirigió a saludar a Ricardo, notó que charlaba con una bella mujer.
BRÓCOLI: ¿Que pasó mi muchacho?
RICARDO: ¿Qué haciendo, mi brócoli?
BROCOLI: Pues ya ves, amigo, aquí echando rostro.
RICARDO: Esa es la actitud, hombre.
BROCOLI: Y ¿Esta bella señorita quién es?
RICARDO: Brócoli, te presento a…
SAMANTA: Su novia, Samanta para servirte.
BROCOLI: Que buenos gustos tienes, amigo… pero no me veas, joven, aleja tu mirada de mis ojos, no podré contenerme y no es ético traicionar a un amigo.
RICARDO: Es todo un galán el hombre.
BROCOLI: Por supuesto, es más… en lo que platicamos le he compuesto una rola a la dama.
SAMANTA: ¿En serio?
BROCOLI: Si, va así, mira… “Perfume de gardenias… tiene tu boca”…
Llegó Luis.
LUIS: ¡Buenas tardes!... Pinche brócoli, deja en paz a los jóvenes.
BROCOLI: Ya, chinga… si ya me iba.
Samanta dejó ver su bella sonrisa, Ricardo estaba encantado, sobre todo por que Samanta se presentó como su novia, eso le devolvió el alma.
Después de algunos minutos tarde, Luis pensó que no llegaría su padre o que se había ido por la tardanza, pero decidió quedarse a tomar un café.
Fue una charla entre diferentes personajes, compartiendo, unos felicidad, otros miseria y hastío, el brócoli se fue del lugar y caminó hacia su escondite para dormir una siesta, lo interceptaron los ladrones en un callejón.
LADRON 1: Mira nada más, el pinche brócoli.
BROCOLI: A sus órdenes, compadres.
LADRON 2: ¿A dónde vas, putete?
LADRON 1: Va con su novio, el pinche maricon.
BROCOLI: Nombre, voy con una nenorra.
LADRON 1: ¿Ah si? Y ¿Cómo se llama? ¿Alberto?
BROCOLI: ¿Qué pasó? Así no me llevo… pero para que vean, les compuse una canción.
LADRON 2: Déjate de mamadas, puto…
LADRON: Vamos a madrearlo.
BROCOLI: Si está bien chingona, miren “A los pinches ratas… chinguen a su madre”.
LADRON 1: Pues mira lo que te hacen los pinches ratas, pendejo…
En vano pidió el pobre hombre piedad, solo repetía “Por favor”, lloraba, pero los ladrones no tuvieron clemencia, lo golpearon hasta que dejó de responder.
LADRON 1: ¿Qué hiciste cabrón?
LADRON 2: Nada, tú me ayudaste.
LADRON 1: ¡No mames! está muerto.
LADRON 2: Nel, nada más se hace pendejo… ¿o no, puto?
Golpeó nuevamente al cuerpo, sin respuesta.
LADRON 2: ¡No mames! Si está muerto…
LARDON 1: ¡Pero que pendejo eres!
LADRON 2: Vámonos a la chingada de aquí.
Corrieron hasta llegar justo fuera del café.
LADRON 2: Espérate aquí, vamos a meternos para no parecer sospechosos.
LADRON 1: Pero ya… ¡en chinga!
LADRON 2: No… no, espérate.
LADRON 1: ¿Ahora que?... ¡Vamos a meternos, cabrón!
LADRON 2: Espérate… ahí viene la papa.
En efecto, Esteban iba con el dinero del banco en el maletín, los ladrones se acercaron y comenzó el forcejeo.
En el café, algunos problemas estaban siendo resueltos, algunos problemas estaban saliendo a flote, el mayor de los problemas se vivió ese momento, Luis dirigió su mirada hacia la calle, vio a su padre forcejeando con los ladrones, no hubo tiempo de levantarse ya que cuando intentaba hacerlo, una bala atravesó la cabeza de Esteban. El disparo
Todos miraron perplejos, en el auto, Gabriela y Lucero voltearon, a escasos metros de su auto se había perpetrado un crimen, Melissa tapó los oídos de su hijo, y lo cubrió con su pecho, Luis corrió a auxiliar a su padre, Ricardo miró a Samanta y dijo:
RICARDO: Voy a ayudar.
Salió persiguiendo a los ladrones, que no tuvieron más remedio que correr en direcciones opuestas, el asesino del brócoli y Esteban se quedó en un callejón, se encerró él mismo, Ricardo entró al mismo callejón, ambos tenían las armas en mano.
LADRON: Espera… podernos…
Diciendo esto, apunto al mismo tiempo que Ricardo, sonaron tres disparos, todos en el café voltearon en dirección al sonido, Samanta sintió un miedo enorme.
Un minuto después, todos se encontraban afuera, ya había cesado el peligro, al menos para algunos, Samanta vio a su amado Ricardo acercarse a paso lento, cubierto en la gabardina negra, dio un brinco de felicidad y corrió a abrazar y besar al hombre que amaba.
Lo habría hecho, si Ricardo no hubiera caído al suelo, su gabardina se abrió y dejó ver la sangre que había ya bañado la camisa que antes fue blanca.
Samanta llegó a donde Ricardo y comenzó a llorarle, le lloró al hombre que la había dejado una vez por su trabajo, ahora volvía a dejarla, pero no por trabajo, sino por buena voluntad.
Esteban jamás soltó el maletín, se aferró tanto a él que lo mantuvo, aunque no su vida.
Todos miraban aquella escena, Gabriela lloró al ver como un hijo le lloraba a su padre, pidiendo a Dios que lo regresara, Lucero lloró al ver como una mujer le lloraba a su amado, ambas se preguntaron lo mismo: “¿Por que a nosotros?”
La policía llegó con el otro ladrón sumamente golpeado, el ladrón que se enfrentó a Ricardo yacía muerto en aquel callejón.
Melissa vio a la niñera y les pidió que se fueran, la niñera paró un taxi, subieron, primero el niño y después Melissa cuando lo hicieron, se extrañaron en demasía al no ver a la niñera, voltearon hacia todos lados, incluso el taxista, no era posible que se alejara tan rápido, en tan solo cuatro segundos, Melissa salió del taxi y comenzó a buscarla, una calle, nada, regresó, nada, preguntó al taxista si la había visto, dijo que si… era demasiado extraño, no entendían que había pasado con la niñera
.
El taxi cerró la puerta y cuando emprendió la marcha, el niño miró hacia los árboles y dijo:
NIÑO: Muchas gracias.[i] | |
| | | CEMENTO Administrador
Mensajes : 70 Fecha de inscripción : 16/06/2010
| Tema: Re: Historias y vidas. Dom Jun 20, 2010 7:06 pm | |
| AYER FUI AL 'CYBER' A IMPRIMIR ESTA HISTORIA PARA LEERLA EN EL TRABAJO Y ERAN EN TOTAL 18 PAGINAS TAMAÑO 'A4'. REDUCIENDO ESPACIO ENTRE LÍNEAS LAS REDUJE A 8, RECOMIENDO NO SEPARAR TANTO LOS ESPACIOS ENTRE LÍNEAS PERROSAMARILLOS Y CORREGIR UNO O DOS ERRORES DE ORTOGRAFÍA QUE ENCONTRÉ POR AHÍ. BIEN, CABE ACLARAR QUE ESTO NO ES CRITICA, ES COMENTARIO. LA HISTORIA ME PARECE MUY BUENA, EN REALIDAD, LAS HISTORIAS, CREO QUE LA CONFUSIÓN QUE SE GENERA EN MEDIO DE LA TRAMA DONDE DE UN LUGAR Y TIEMPO SALTAMOS A OTRO, CON DIFERENTES PERSONAJES Y NOMBRES, PERSONALIDADES BIEN LOGRADAS, SITUACIONES, TODO ESTO SE VE ACOMODADO, SE VE RESUELTO CON SUMA PRECISIÓN EN LA ULTIMA ESCENA. LAS CONSTANTES BIFURCACIONES DE LA VIDA ENCAUSADAS POR LOS DESIGNIOS DEL AZAR A UN MISMO MOMENTO Y LUGAR ESTÁN HÁBILMENTE PLASMADOS AQUÍ.. ME RECORDÓ A LA PELÍCULA, GRAN PELÍCULA, ''BABEL''. ALGO DESTACO POR SOBRE LO DEMÁS: LA FORMA EN QUE EL AUTOR SE INTRODUCE EN SUS PERSONAJES. LO NOTO EN LAS PERSONALIDADES ORIGINALES DE CADA UNO DE ELLOS, EN SUS CHISTES, LÉXICO, MODISMOS, MANERAS, IDIOSINCRASIAS PARTICULARES DE LAS PERSONAS, COSAS IMPOSIBLES DE LOGRAR SI NO SE ESTA FUNDIDO CON EL PERSONAJE A CREAR.
LA TRAGEDIA DEL RELATO, LA FINAL Y MAS IMPORTANTE TRAGEDIA, ESTA EN MANOS DE LOS DOS LADRONES (MAS EL LADRÓN ‘2’ QUE EL ‘1’), ESTO PRODUCE EN EL LECTOR UNA CIERTA OJERIZA PARA CON ELO, Y SU COMPAÑERO, MÁXIME QUE EL AUTOR NO NOS MUESTRA SUS VIDAS MAS QUE EN SUS FACETAS MAS SOMBRÍAS Y DESPRECIABLES: EL HOMBRE COMO ASESINO, COMO LADRÓN, COMO CRIMINAL, COMO VERDUGO, COMO INESCRUPULOSO. ME TOMO EL ATREVIMIENTO DE SOLICITARLE AL AUTOR, PERROSAMARILLOS, UNA HISTORIA, AUNQUE SEA BREVE, SOBRE LA VIDA DE CADA UNO DE LOS LADRONES, LOS CAMINOS QUE DEBIERON RECORRER PARA LLEGAR AL MOMENTO EN QUE APARECEN EN ESTA HISTORIA. DEJO UNA PREGUNTA A LA ESPERA DE ESA HISTORIA QUE SOLICITO ¿QUE FUE DEL POLICÍA? TUVO UNA APARICIÓN FUGAZ E INTRASCENDENTE, DÍGANME SI ME EQUIVOCO.
UNA HISTORIA EXCELENTE, MUY TRABAJADA, PENSADA, COMPLETA, CON TRAMA Y FINAL EXCELENTES. LA DISFRUTE, ESPERO LA PRÓXIMA.
CEMENTO.- | |
| | | CEMENTO Administrador
Mensajes : 70 Fecha de inscripción : 16/06/2010
| Tema: Re: Historias y vidas. Dom Jun 20, 2010 7:15 pm | |
| NO DIJE ALGO: EL PERSONAJE CUYO MOTE ERA 'BRÓCOLI' ME PARECE FORMIDABLE, ESTA TAN EXPLICITADO SU CARÁCTER QUE SU MUERTE, TRISTE, TRÁGICA, INJUSTA, PONE A LOS LECTORES MAQUINALMENTE EN CONTRA DE LOS DESPRECIABLES ‘LADRONES’. Y UNA COSA MÁS: LA ESCENA EN QUE 'RICARDO' SE VA ACERCANDO AL AUTO DONDE ESTABA EL DIPUTADO Y LO ASESINA ME PARECIÓ SOBERBIA, TAL VEZ LA QUE MÁS DISFRUTE, Y SIN EMBARGO, CREO QUE DEBERÍAS, PERROSAMARILLOS, DEDICARLE UNAS LÍNEAS MAS. PORQUE LA CIRCUNSTANCIA ES TAN INTERESANTE Y ATRAPANTE QUE ME DEJA REGUSTO A POCO, NO ESTA MAL ASÍ, PERO QUIERO MAS AHÍ. ESTA ES SOLO UNA RECOMENDACIÓN DE UN LECTOR QUE POCO ENTIENDE DE HISTORIAS, AUNQUE PUEDO DECIR QUE LA DISFRUTE Y MUCHO.
SUERTE.
CEMENTO.- | |
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